domingo, 11 de septiembre de 2011

Clemencia (Ignacio Manuel Altamirano)

— Pero ¿qué hemos de hacer? Puesto que es ya tarde para volver al pasado, pidamos a Dios para nosotros la paciencia y el reposo. Mañana dormiré para siempre. Adiós, amigo mío.
Yo sofocaba mis gemidos. Le estreché en mis brazos y le dije tartamudeando: — Usted merecía vivir y ser grande.


No hay comentarios:

Publicar un comentario